La espera
Es lunes,
son las siete, ¡en la madre, no sonó el despertador y se me hizo tarde! Es la
segunda vez y apenas es día 15, creo que ahora si me pondrán de
patitas en la calle.
Pero… ¿qué me pasa? A pesar de mi demora no hago por levantarme. Sigo tirada en la cama recordando los deliciosos momentos que pase el fin de semana.
Aun siento sus manos recorrer mi cuerpo. Su barba sobre mi piel, lo que me causa una nueva excitación. En este momento me da igual otra falta.
Me encantaría que terminaran los viajes que hace constantemente a Estados Unidos, y se quedara a dormir para siempre a mi lado.
Me levanto,
voy a la cocina y preparo algo para desayunar. Suena el teléfono y corro con la
esperanza de que sea él. Contesto. Escucho una voz áspera , es mi jefe. Me
desanimo.
Reclama
molesto mi ausencia en un día tan importante. Le digo que no me siento bien y
visitaré al médico. Me pide que pase a su oficina mañana.
.
Voy al
ropero y busco algo decente para ponerme. Tomo el vestido rosa que tanto me
gusta. Noto que ya no me queda tan apretado como hace algunos días. Pienso que
los consejos de Lolita, la del archivo, han servido de mucho. Y yo que la
tiraba de a loca.
Termino de
arreglarme de muy buen humor. Cuando estoy a punto de salir vuelve a
sonar el teléfono. Rápidamente descuelgo. Esperanzada contesto.
Para mi
desilusión, es mi madre. No para de ponerme al tanto de los últimos
chismes de la familia: que si mi prima Rosario salió con su domingo
siete; que si el hijo de mi tía Eufrosina tiene varicela; o que a mi tío Arturo
lo dejó su esposa porque se fue con su compadre.
Como puedo,
logro cortar la plática. Le digo que tengo algo importante que hacer. Me doy
cuenta que ya es tarde para ir al hospital, que está al otro lado de la
ciudad.
Espero su
llamada, en vano, el resto del día. Esta incertidumbre me provoca rabia y
celos. El tiempo que está en México debe dedicármelo.
¿Será acaso que hay otra mujer...? No, no lo sé, y no me atrevo a cuestionarlo.
Tal vez mañana llame, y ahí estaré como siempre, disponible para él.
¡Ojalá no sea otro caso de una mujer que pasa su vida esperando una llamada telefónica! Cuidado con encabalgamientos como este: "Contesto y me desanima escuchar del otro lado una voz áspera, es mi jefe". ¿Y qué pasa con esto?: "asistiré con el médico". ¿Va a llever a su médico al trabajo? Eso parece. ¿Qué pasa cuando una inversión sintáctica incluye un participio pasivo? "No muy convencido me pide que pase a su oficina mañana". Ojo: "Pero me doy cuenta de que es demasiado tarde [...]". A ver qué nos depara el futuro, es decir: la próxima entrega.
ResponderEliminarHola. Me gustó la historia pero no entendí si son dos entradas o solo una.
ResponderEliminarTe hace falta revisar algunos signos de puntuación.
Hola. Es un poco confuso,parece ser que son tres entradas. Buena historia. Algunos encabalgamientos y signos.
ResponderEliminarTodavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, me llamo Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro seguí buscando un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor medio ambiente, por favor comuníquese con el Dr. ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com también puede llamar o WhatsApp +2348052394128
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